Para ti, amiga.
Tú y yo sabemos.
Pronto escribiré uno mejor.
Será porque habrás llegado a la meta.
Empezarás otra carrera.
Y ahí, estaré yo para verlo.
Al día a día
y al paso a paso
no te saltes ninguno
que en esto no hay atajo.
Poemas y microhistorietas escritas por Cora a golpe de tecla y ratón
Para ti, amiga.
Tú y yo sabemos.
Pronto escribiré uno mejor.
Será porque habrás llegado a la meta.
Empezarás otra carrera.
Y ahí, estaré yo para verlo.
Al día a día
y al paso a paso
no te saltes ninguno
que en esto no hay atajo.
Hace tres días comencé a leer Brújulas que Buscan Sonrisas Perdidas, de Albert Espinosa.
Como todos sus libros, o más bien como todos los libros que leo pero especialmente los suyos, lo hago subrayador en mano, como si leer y recordar fuera sólo posible si introduces otro sentido más, si tuvieras que «leer con los dedos».
Encuentro citas, reflexiones, aprendizajes, pensamientos, razones para reir y también para llorar … que resalto para recordarlos mucho tiempo, y si no lo consigo a la primera, como es el caso a menudo, poder volver … a leer.
En un momento de la historia, cuenta el protagonista, que en el hotel en que se hospedaba, encontró al acostarse una cita de Voltaire sobre su almohada.
Tras localizar el autor, resultó que lo hacía cada noche, desde hacía 30 años, menos el domingo. El domingo, se lo guardaba para él.
Al preguntarle por qué, éste le dijo «La gente vive tan veloz que a veces se va a dormir sin ninguna reflexión».
En aquel mismo momento, decidí escribir la mía, para mi, para ti, para esta noche.
«La soledad es la mejor compañía
cuando tienes heridas que curar.»
Volverá el buen tiempo
y vendrán tiempos mejores
Puede ser y debe ser
pero tantas cosas deben
y tan pocas son
que las cosas que pueden
a veces no son.
Hay quien dice
y no hace
quien hace
y no dice
quien dice
lo que hace
y quien hace
lo que dice.
Siento vergüenza,
de bofetadas que me marcan
de los ojos que me juzgan
de oídos que no escuchan.
Siento miedo,
de lo que me pasa
de por qué me pasa
de cómo me pasa.
Siento culpa,
de mi debilidad
de no saber chillar
de tanto llorar.
Siento deber,
de hacer lo que hago
de no hacer lo que tengo
de hacer que no siento.
Siento dolor,
de no sentirme querida,
de saberme no creída,
de no creerme entendida.
Y siento terror,
al verte venir
y tenerme que ir
a vivir sin vivir.